Entre poesías

Entre poesías

martes, 7 de febrero de 2012

El mejor regalo de mi infancia ...

 

 No levantaba dos palmos del suelo cuando comenzó mi pasión por ti. Todavía recuerdo aquellas ocasiones en las que con la boca abierta y los ojos como platos, podía observar a tus primas a través del televisor cautivando al público y sobre todo, cautivándome a mí. Su lenguaje me embelesaba y parecían transportarme a un mundo diferente de mágicas sensaciones.
   Sonrío al rescatar de mi memoria la imagen de mi misma imprimiendo el halo de mi aliento, las huellas de mis dedos y de la punta de mi nariz en aquél escaparate que te exhibía y del que para mí, eras la protagonista. Sin duda, la más bella de todas, la más bonita, el objeto de mi deseo. Las niñas de mi edad suspiraban por las muñecas con sus trajes variados y complementos. Esperaban con fervor la llegada de un cumpleaños o de SS.MM. Los Reyes Magos para ver cumplidos sus sueños de poseer la muñequita de moda con renovado vestuario y habilidades múltiples. Yo, sin embargo, suspiraba por ti. Eras mi obsequio perfecto. Podía imaginarte envuelta en un precioso papel de regalo amoldado a tus formas como si de un traje hecho a tu medida se tratara y engalanado con un hermoso lazo. En aquellos días eras la ilusión de mi vida. Tengo grabado en mi mente cada detalle de aquel inolvidable día en el que el sol me premió luciendo con un brillo especial. En mi corazón conservo cada sensación, cada emoción que viví en aquel momento, aquel en el que llegaste a mí.
   Te encontré descansando sobre mi cama, vestida de gris, como la Bella durmiente a la espera del despertar. Recuerdo que mi cuerpo comenzó a temblar y mis ojos emocionados abrieron la puerta a las lágrimas. Te abracé con todas mis fuerzas y disfruté de aquel instante de inocente felicidad. Mi alma gritaba en silencio dando rienda suelta a la alegría que desbordaba. Deslicé la cremallera de tu traje ajustado y dominada por la impaciencia te despojé por entero de las vestiduras que guardaban tu belleza. ¡¡ Oh Dios !! ¡¡ Eras preciosa !!
Te acomodé en mi regazo, te tomé con mis manos y al acariciar tus cuerdas, juntas despertamos…