Debí anclar en aquel puerto
en aquella primera escala
y dejar que todas tus palabras
quedaran a las puertas del alma.
No debí izar las velas
ni zarpar levando anclas
No debí juguetear con las olas
que me arrastraban a tu playa.
Ahora este barco hace aguas
navegando a la deriva
maldiciendo mi torpeza
vago confusa y perdida
Debí apearme en aquella estación
en aquella primera parada
y dejar que todas tus frases
quedaran a las puertas del alma.
No debí continuar este viaje
ni acomodarme en tu mirada
no debí alimentar la caldera
que me arrojaba a tu morada.
Ahora este tren descarrila
en la penúltima estación
lamentando mi inconsciencia
voy penando por mi error.
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